viernes, 28 de noviembre de 2008

La dama seguirá a pie



Kosovo/ Corte Internacional de Justicia

La dama seguirá a pie

Por: Luis Luque Álvarez

Correo: luque@jrebelde.cip.cu

09 de octubre de 2008 00:10:44 GMT

Dicen que la Justicia tiene los ojos vendados, una balanza en la diestra y, en la mano restante, una espada. Para los griegos antiguos, cabalgaba sobre un león, símbolo de que la fuerza debía acompañarla siempre.

En el mundo contemporáneo, no obstante, la buena señora parece que anda a pie, y la espada, fraguada para penetrar el corazón de los injustos, es de plástico. Quien lo dude, mire un momentito hacia Kosovo, la provincia arrebatada a Serbia por capricho, en primer lugar, de EE.UU. (aunque hay un segundo lugar, un tercero, y un cuarto, y...).

A nueve meses de que las autoridades albanokosovares decretaran la «independencia» de esa provincia (y entrecomillo la palabra porque, ¿cuánto de ella tiene un territorio mantenido por la Unión Europea y con más de 16 000 soldados de la OTAN en su suelo?), Serbia aún toca a la puerta de la dama de la balanza y la espada. Ayer, la Asamblea General de la ONU aprobó una propuesta de Belgrado para solicitar a la Corte Internacional de Justicia una opinión consultiva sobre la legalidad o ilegalidad de la separación de ese territorio, donde descansan las raíces de la cultura serbia desde la temprana Edad Media, y en el que, por trampas de la historia, más del 85 por ciento de la población es hoy de origen albanés, y solo un cinco por ciento serbio.

La Corte posee, ciertamente, facultad para emitir esa opinión. Solo que, criterio al fin, no es de obligatorio cumplimiento, de modo que ya se anuncia cuál puede ser su destino final. Hashim Thaçi, un ex terrorista al que Washington pasó de deplorar a aplaudir, convertido hoy en primer ministro de Kosovo, ha dicho que únicamente «poderes sobrenaturales» podrían echar atrás la independencia. Vamos; no tanto, señor mío. Si la majadera «divinidad» que habita la Casa Blanca moviera un dedo en otra dirección, el cuento sería distinto.

Cabe decir, además, que de los 27 Estados miembros de la UE, solo España, Chipre, Rumanía, Eslovaquia y Grecia mantienen su negativa a aceptar el desgajo. Y es coherente, pues ni Madrid se alegraría de que un manojo de países decidiera tratar a Cataluña y al País Vasco como Estados independientes, ni Chipre lanzaría fuegos artificiales si a otros les diera por reconocer la independencia del norte de la isla, ocupado por Turquía desde 1974.

Sin embargo, ojo: ninguno de estos que objetan es de los aliados de primera línea de EE.UU., ni de los más poderosos en la UE. Poco podrán hacer para darle vuelta a una situación que, atisbo, así se quedará, para mal precedente del Derecho Internacional.

En cuanto a la opinión consultiva, La Haya dispone de dos años para hacerla saber. Dos años, tiempo más que suficiente para que se consolide la situación del nuevo «país», que por cierto, verá llegar su aceptación como miembro de la ONU cuando la rana críe pelos, pues Rusia, con su veto, se opondrá previsiblemente a ponerle cuño al atropello contra Serbia.

Pero no hay que esperar milagros. Ahí está, cogiendo polvo, la opinión consultiva de la CIJ sobre el ilegal muro que construye Israel en Palestina bajo pretexto de mayor seguridad para el Estado sionista. No se trata de que Tel Aviv esté erigiendo una barrera en su frontera, no, sino que la está levantando ¡sobre tierras palestinas!, circundando las grandes colonias israelíes ilegales existentes allí...

Hace cuatro años, la CIJ determinó que «la construcción del muro que está elevando Israel, la Potencia ocupante, en el territorio palestino ocupado, incluida Jerusalén oriental y sus alrededores, y su régimen conexo, son contrarios al Derecho Internacional»; por tanto, las autoridades israelíes estaban en «la obligación de detener de inmediato las obras de construcción del muro».

Pues bien, ¿alguien tiene noticias de que, en un arrebato de decoro, Tel Aviv haya detenido algo? Todo lo que nos llega al oído a cada rato son los incidentes entre el ejército israelí y los activistas opositores a la valla, en los que estos últimos se llevan su cuota de golpes y gas lacrimógeno. De seguro, si apareciera por allí la señora de la balanza, sería desarmada, lanzada contra el suelo y esposada con las manos a la espalda. Porque ¿cómo se le ocurre protestar contra los buenos, contra los amigos de Washington?

Así, es apropiado que Serbia clame por justicia, pero no vale incubar cándidas esperanzas. No se caerán los pilares del cielo si el Consejo de Seguridad de la ONU permanece impasible ante una sugerencia de la CIJ. Ahí están los archivos.

La Justicia, por lo visto, deberá seguir a pie

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